
Los miembros de la Fraternidad viven la vocación bautismal en su ambiente (familia, parroquia, puesto de trabajo), según el carisma nazareno del Hno. Gabriel, para irradiarlo en la Iglesia y en el mundo. En la propia condición de vida, los miembros de estos grupos se comprometen a vivir el Evangelio en la cotidianidad de los actos sencillos. El trabajo, la oración, la fraternidad vivida en Nazaret, son la constante en su orientación espiritual.